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Se dice ‘vaso de agua’ / En defensa del idioma / Tomado de eltiempo.com

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Aquí, algunos ejemplos del mal uso del idioma que se oyen con frecuencia.

El dinamismo de gran parte de la cultura colombiana se soporta en compartir un pocillo, una taza o un vaso de café, así como en otros lugares comparten té, mate o chocolate. En nuestro país, el término coloquial para referirnos a esta bebida es “tinto”: “Con este frío, rico sería un tintico”.

En ese proceso, muy común, que lleva a adquirir y compartir el café, a veces con algunos acompañantes (galletas, panecillos, tortas, etc.), por supuesto, usamos las palabras. Hay quienes pasan por alto el interés por el correcto uso de la lengua, pero deben admitir ellos mismos que la influencia de esta es contundente.

 

A continuación, examinemos algunos casos para ilustrar las impropiedades idiomáticas (sentidos inexactos) en que incurrimos durante los momentos del café, el té, el agua aromática, etc.

1. En un salón de té, dos damas degustan, cada una y por petición de ellas mismas, un exquisito sorbete y un trozo de pastel. La amnesia parece proliferar, porque una de ellas, a punto de salir, le pregunta al mesero: “¿qué le debo?”. ¿Acaso olvidó tan pronto qué le pidió? El mesero responde: “Pues, dos sorbetes y dos trozos de pastel”. Si se trata de una cantidad (dinero), la expresión más concisa es “¿cuánto le debo?”.

2. Atrevidos e inconscientes hay por todos lados, y algunos ni siquiera consideran la situación económica: “Me regalas (con tuteada y todo, ¡qué confiancita!)… un jugo de naranja y un paquete de galletas”. La curiosidad aumenta porque, ante tal petición, pagan dinero por esos productos que han solicitado. Esa es una transacción: “se vende”, “se compra”, etc. El eufemismo barato “me regalas” empieza a empalagar.

3. En otros casos, después de solicitar un producto o varios, algunos vendedores aclaran, por ejemplo: “Serían 8.500 pesos…”. Y viene a la mente la pregunta “¿En qué casos serían 8.500 pesos?”. Por supuesto, casi todos ellos responden a una instrucción mecánica y se confunden con esa pregunta.

Aclaración: cuando se usa el futuro condicional (sería, llevaría, alcanzaría, pensaría…) se alude a una situación hipotética o condicional. Por ejemplo: “Si leyeras el libro, entenderías mejor”, “si compraras las galletas, serían 2.000 pesos (sólo si las compraras)”. No obstante, cuando ya se compra, entonces “son 2.000 pesos…”. No “serían”.

4. Tan reducida está por estos tiempos la atención a las personas que, en ocasiones, parece que habláramos con robots de apariencia humana cuando llegamos a algunas cafeterías. Frente al cajero, ya listo él con sus adiestrados dedos para registrar, le decimos: “Por favor, un café pequeño, sencillo, cargado. Nada más”. Y él pregunta: “¿Algo más para acompañar el café? ¿Rosquilla, bizcochuelo, sancocho, postre, empanada, torta, tamal, bandeja paisa, paella a la valenciana, mute…?”. ¿No sabrá el cajero qué significa “nada más”? Prueben.

5. ¿Han escuchado “me regalas una botella con agua, porfis”? Ya hablamos del “regalar”, pero en el campo de la gramática, así como hay anfibologías (múltiple interpretación), redundancias (repetición o exceso de palabras), solecismos (faltas contra la sintaxis), también hay barbarismos, sobre todo cuando alguien cree corregir una expresión o un uso que ya es correcto, y más si se levanta el ceño y se mira de reojo al vecino mientras se piensa: “¡Qué tonto! ¡Por fortuna, yo sí lo sé; se dice vaso de agua!”.

Aclaración: La preposición con significa, entre otras acepciones, juntamente y en compañía. En cambio, la preposición de, para estos casos, alude a una cantidad, a una medida. Por tanto, es correcto decir: “botella de agua”, “taza de harina”, “bolsa de leche”, “paquete de papas”, “botella de vino”, “caja de chocolates”, “caja de libros”, “vaso de jugo”, “cucharada de azúcar”, “copa de vino”, etc.

Por eso, una vez más: ¡con este frío, rico un pocillo de tinto!