Quien es Tulio, dejemos que su hermano nos lo diga:
Transcurrían apenas 21 días del mes de Enero de 1954, cuando llegó el 6to varón y octavo vástago de la unión de Tulio y Adelina, esto nos indica sin lugar a dudas que hoy alcanza el último escalón de los sexagenarios y avanza inexorablemente al encuentro del primer escalón de los septuagenarios que, Dios mediante, en un años más, comenzará a disfrutar de todo el espacio y tiempo dedicado a su cuidado personal, a sus actividades aplazadas por compromisos laborales, a cultivar sus legados, en fin a ser tan feliz como la vida, las circunstancias, la familia y su entorno se lo permitan.
Bautizado con el nombre de nuestro padre como Tulio José, el último del bloque de 4 varones consecutivos y punto de partida del cuarteto femenino subsiguiente en el flujo demográfico familiar.
Pronto se convirtió en un niño travieso, cazador de vendedores de pan de queso, almojábanas, arepas, bollos, en fin artículos comestibles para que le regalaran alguno para comer, y si no lo hacían, les tumbaba la tártara, así que no era raro que a la casa fueran a cobrar los artículos arrastrados de vez en cuando; al crecer un poco más se incrementó su actividad social con Balmi, Ademir y sus amigos de aventuras, dentro de las cuales recordamos: el baño en el puerto abajo que con la desnudez aprovechaban para hacerse “palomitas” ante los transeúntes fluviales que pasaban de Talaigua a Santana y viceversa, hasta cuando un inspector de policía les incautó la ropa de tal manera que les tocó esperar la noche para regresar en cueros a cada casa pero desde la inspección de Policía convocaron a los padres respectivos para que los reconvinieran y acusarlos de actos vulgares o “plebedades” como se decía en esa época.
Otra travesura, que en algún momento se pensó podría convertirse en delincuentes juveniles, era los robos de bollos y queso que le hacían a la tienda de Julio Gutiérrez, hasta cuándo “Ana Piana” capturó a uno.
Finalmente quiero citar de esos años de pubertad, una costumbre muy singular del compadre que consistía en asistir a los velorios porque decía que si no iba a ver el muerto o la muerta, le salía. Una vez se quedó dormido en medio de los hijos de los Camelo y lo reconocieron como foráneo por las nalgas de las que carecían los anfitriones…
Ya en su juventud y adultez, nuestro amado hermano se transforma en un líder estudiantil, un excelente lingüista, un portento de la palabra, un aventurero del insondable y siempre interesante mundo de la comunicación social, un magnífico contertulio, un animador incansable de actividades sociales, un empedernido e incansable viajero y reportero audiovisual, un referente de las crónicas literarias y el más grande referente de los docentes, periodista e investigador.
Finalmente en el campo familiar, no hay nadie mejor que él en su papel de padre, hermano, amigo, esposo, compadre, padrino, tío, animador de eventos, motivador y maestro de ceremonias espirituales, seglares y aún mundanas.
Quedan muchísimas más anécdotas, vivencias, experiencias de vida y cualidades que identifican la rica, valiosa, amplia y generosa existencia del compadre Tulio, así que como dice Tommy, cualquier cosa de más ir diga, puede ser usada en mi contra, dejo ahí para otra ocasión y solo me queda pedirle al Dios de la Vida y a la Virgen María Santísima que le concedan todos los deseos de su corazón, que le den las fuerzas, la voluntad y el sano juicio para continuar su proceso de normalización de sus niveles orgánicos, que le dé larga vida, que todos los planes y proyectos por emprender se le cumplen a cabalidad, en fin, que su vida siga siendo ejemplarizante y motivadora para nosotros, su descendencia y las nuevas generaciones.
Finalmente concluyo con la expresión característica de esta fecha natal, que sale de lo más profundo de mí ser.