Inicio » Entradas etiquetadas como 'Medio ambiente'
Archivo de la etiqueta: Medio ambiente
EL 7 DE AGOSTO Y NUESTRO MEDIO AMBIENTE
A PROPÓSITO DEL 7 DE AGOSTO DÍA DE LA INDEPENDENCIA, UNA PERSPECTIVA AMBIENTAL DE LA MISMA.
Por Ulises Manuel Arrieta Rubio – Líder Proyecto Ambiental IEJIL
Para algunos desprevenidos lo que pasó con nuestra independencia, es solo el cuento que nos echan en la escuela y que después del 7 de agosto nuestro país ES INDEPENDIENTE. Pero esta historia vista con criterio ambiental es otra y hoy se refleja en el deterioro que nos afecta, por que todo ha estado ligado a las formas de organización del trabajo y a la articulación política de la sociedad desde ese momento.
La adaptación de las culturas indígenas significó una etapa lenta a las difíciles condiciones de los ecosistemas del trópico. Este lento ritmo de adaptación cultural que desde la óptica de la civilización se ha mirado como atraso, no era más que el camino lento de la evolución en la búsqueda de equilibrios simbióticos con el medio natural; incluso miradas dentro de la óptica tradicional, y a pesar de las diferencias existentes entre ellas, estas culturas se pueden considerar como exitosas en sus formas de adaptación al medio, porque permitieron la sustentación de extensas poblaciones, sin mayor deterioro del medio natural.
El abortado proceso cultural destruido por la conquista Española.
Pero este gigantesco esfuerzo de adaptación cultural fue cortado de raíz por la conquista europea que impuso el modelo de una economía de exportación de acuerdo con las necesidades de la metrópoli, configurando el paisaje geográfico y el modelo político administrativo a las exigencias del saqueo de los recursos mineros. Con ello abortó ese largo proceso de adaptación cultural al medio que implicaba no sólo el conocimiento acumulado por miles de años, sino las formas organizativas y los comportamientos ideológicos que servían como reguladores sociales en los procesos de adaptación. Con la desaparición de las culturas indígenas desapareció también casi todo esto y las pocas que quedaron nos han dado muestras de que si eran posibles otras formas alternativas de desarrollo.
Las culturas indígenas fueron sometidas como mano de obra barata o exterminadas cuando no querían o no podían integrarse al nuevo modelo. Sólo algunos estudiosos han venido comprendiendo la importancia de estas culturas como formas de adaptación al medio tropical. Ellas iniciaron la domesticación de las plantas más benéficas como la yuca, la mandioca, el piqui, el algodón, entre otras; conservando un equilibrio armónico con el medio ambiente, con lo cual lograron mantener amplias poblaciones situadas a veces en medios ecológicos poco favorables. En cambio, en su lugar se impuso desde afuera el modelo del saqueo y de la dependencia.
No se necesita ser un gran experto o gran observador para darse cuenta de que las consecuencias ambientales de las formas de explotación colonial están expresas y expuestas claramente en el paisaje que hoy tenemos y cuyas consecuencias sufrimos cada día con más rigor y desafortunadamente ante ellas nos hacemos los ciegos, los sordos y hasta incluso llegar a demostraciones de imbecilidad.
Las áreas cercanas a los enclaves mineros sufrieron un grave proceso de deforestación. La agricultura de especies foráneas como el trigo la caña o el algodón y modernamente la palma africana, la teka o el eucalipto; han agravado más la deforestación de amplias zonas del país hoy convertidas en desiertos de difícil recuperación. El intercambio de recursos, algunos de ellos beneficiosos para ambas culturas, se hizo, sin embargo, sobre una base de desigualdad económica y política que consolidó la dependencia.
Nadie duda hoy y cada vez se comprende con más claridad que los problemas ambientales están íntimamente vinculados a la racionalidad económica y social y, por tanto, a la articulación política. Por esta razón cualesquier reforma política, que no se base en los criterios de un desarrollo ambiental sostenible, no puede solucionar los problemas de la desigualdad y de la violencia. La vida es una compleja trama íntimamente articulada desde el átomo hasta el hombre. La actividad social no puede considerarse como una pieza de teatro que se juega sobre el escenario de la naturaleza, sino como el resultado de la acción organizada del hombre sobre el medio ecosistémico.
Por tanto la problemática ambiental debe considerarse, como el resultado de la actividad humana sobre la base de una sustentación ecosistémica, la cual se basa en el desarrollo tecnológico y orientado por los criterios y los objetivos que rigen el desarrollo en cada formación social. La problemática ambiental de nuestro país no puede desligarse, en consecuencia, de las formas dependientes de su desarrollo tecnológico, económico y cultural. La presión ejercida sobre los ecosistemas depende en gran medida de la orientación impuesta al desarrollo por un estilo dependiente. “las desiguales relaciones económicas son las que contribuyen más directamente a las presiones ambientales. Los bajos precios de las materias primas han venido a constituir factor decisivo en el incremento de la contaminación y además han alentado el desperdicio y una economía de despilfarro entre los ricos… La pobreza en la que se encuentran los países en vías de desarrollo ha obligado a menudo a su población a cultivar tierras marginales, con el peligro consiguiente de erosionar los suelos, o la ha obligado a emigrar a las ciudades ya sobre saturadas”. (Seminario Internacional sobre Desarrollo y Ambiente, reunido en Cocoyoc – México 1974”
Debemos precisar para evitar malos entendidos que los criterios expuestos no significan un rechazo al desarrollo tecnológico, sino la exigencia de su adaptación a los sistemas de vida y a la satisfacción de las necesidades biológicas y culturales de toda la población. El hombre, por exigencia de su organización biológica, necesita adaptarse al medio a través de una compleja plataforma tecnológica.
Ahora debemos precisar también que la tecnología no es solamente una acumulación de instrumentos físicos sino un brazo íntimamente articulado al sistema social. No es posible, por tanto, establecer una sociedad ambiental, transformando exclusivamente la plataforma tecnológica. Es indispensable establecer nuevas formas de organización social y de cohesión simbólica, que propicien el equilibrio con los sistemas de vida. “Una cultura establecida sobre la explotación y la destrucción, engendra necesariamente una tecnología para la muerte”.
Ahora veamos que sucedió en ese complejo proceso histórico llamado independencia que ya cumple casi dos siglos. La independencia lograda supuestamente ese 7 de agosto, no cambia fundamentalmente las tendencias dependientes del colonialismo por el contrario después del breve receso inmediatamente posterior a las guerras, receso que pudo significar el comienzo de una industrialización más autóctona, lo que se fortaleció fue la economía de exportación, con la ayuda interesada de los nuevos amos europeos. Políticamente se articula este movimiento con el triunfo de las tendencias liberales a pesar del apoyo inicial que prestaron a la causa artesanal. (Caucho, café, cacao, carnes, azúcar) las cuales reemplazaron momentáneamente la producción colonial de metales preciosos.
Estos sistemas productivos impuestos por las exigencias del mercado exportador implicaron un desaprovechamiento de las potencialidades del medio natural y un empobrecimiento de los ecosistemas. Por otra parte significaron una acumulación de capital en las grandes compañías nacionales o transnacionales que dominaron el mercado de exportación, en detrimento de las masas campesinas que fueron expropiadas de sus medios de trabajo y de sus tradiciones culturales. De regreso, el capitalismo europeo ya consolidado, amplió su mercado de manufacturas, sepultando el esfuerzo incipiente de la producción artesanal. Entre 1870 y 1930 el comercio exterior latinoamericano se multiplicó por seis.
El excedente de la producción agraria que no se transfirió al exterior por el pago de una deuda cada vez más creciente (alrededor de 50 mil millones de dólares), o sea los 47 millones de colombianos debemos cada uno mil sesenta y cuatro millones de DOLARES. Con ello se aceleró el desequilibrio entre producción agraria y concentración urbana y se afianzó el estilo dependiente de desarrollo. La red de transportes, impulsada por los préstamos extranjeros, consolidó los caminos del saqueo, antes que la integración nacional.
Estas tendencias se aceleran con el proceso de industrialización que se inicia en los años treinta y se consolida después de la segunda guerra mundial. Sin embargo, ni la industrialización primero ni la revolución verde después modifican substancialmente las estructuras de dominación urbana y de atraso de los sectores rurales. Más aun, han venido impulsado cada vez más la concentración de la propiedad urbana y rural, desplazando hacia la economía informal a vastos sectores de la población
El campo saqueado
A pesar de la revolución verde, o precisamente por ella, la producción agraria no ha logrado satisfacer las necesidades básicas de la población. En un país con grandes potencialidades de producción agraria, ha crecido la desnutrición. El hambre es, sin duda, uno de los mayores problemas ambientales de los países pobres, como lo reconoce la Conferencia de Estocolmo, pero el hambre no nace de la desidia, sino de la estructura de producción agraria. A pesar de que la producción de alimentos per cápita, a nivel mundial, es mayor que en cualquier otro momento histórico, el consumo de alimentos básicos ha venido disminuyendo en los países del tercer mundo. Este fenómeno está indicando las distorsiones de la producción agraria y las falacias de la revolución verde.
La agricultura intensiva favorece los productos que ofrecen una mayor rentabilidad y éstos no son los que componen la canasta familiar, sino los que son introducidos como materias primas en el proceso de industrialización. La mayoría de estos productos como el azúcar, el algodón, el café, son absorbidos por los países industrializados y dejan a los países pobres un saldo de divisas que es reinvertido en proyectos de una supuesta modernización. Los rascacielos crecen a expensas de la alimentación popular.
Lo anterior se agrava con que los países del tercer mundo han venido siendo desplazados de la producción de grano y, por tanto de una fuente importante de proteína. Una gran parte de la producción de granos, a nivel mundial, es utilizada para alimentación animal, en una conversión energética demasiado costosa y que sirve principalmente para satisfacer la gula proteínica de los países desarrollados.
A pesar de poseer extensas costas y una densa red de aguas continentales (alrededor de 1000 ríos con corriente permanente), Colombia es uno de los países con menor consumo de pescado a nivel mundial. A expensas de las ciénagas que son los reservorios de vida acuática, de manara indiscriminada y sin planeación alguna, hemos desarrollado la industria agrícola, ganadera y forestal, al lado de la minería; con las consecuencias de que ya ni en esos reservorios podemos contar con agua para estas actividades. Y para colmo de males los fenómenos como el Calentamiento Global que actualmente sufrimos ha contribuido con la destrucción de los pocos residuos de vida, desplazando hacia la marginalidad a las poblaciones ribereñas. Mientras tanto el noventa por ciento de la pesca roja se exporta para satisfacer el gusto refinado de los países ricos.
Pero tal vez uno de los problemas ambientales más graves de Colombia en particular, lo constituyen “Los Frentes de Colonización” que han contribuido que pueda asentarse el capital pecuario sobre las vastas llanuras, en donde, las gramíneas reemplazan momentáneamente a los bosques y cultivos de pan coger v con la ganadería va avanzado el «desierto». Los pequeños campesinos que iniciaron la colonización son desplazados de nuevo bosque adentro o abandonados en los tugurios urbanos. Esto ha sido el origen de los actuales conflictos de Guerrillas y Paramilitarismo, atizados por intereses de las mafias traficantes de drogas y de armas.
La dieta alimenticia de las clases populares está cada vez más des balanceada. Mientras crece el consumo de gaseosas y comida chatarra, millones de niños se ven privados de una dieta regular. La comida plástica de los restaurantes homogeneizados reemplaza las costumbres de las dietas regionales mucho más variadas y nutritivas.
Los costos sociales y ambientales de la estructura de producción agraria se pueden observar con facilidad. Ante todo las masas de campesinos desplazados hacia los centros urbanos o hacia las fronteras agrícolas. El hecho de llamar frontera agrícola a los bosques tropicales o a los páramos implica ya de por sí una distorsión semántica que oculta el profundo desconocimiento del medio natural. La deforestación masiva es el resultado de la estructura de tenencia de tierra y de producción agraria. A todo esto hay que añadir el agotamiento de los suelos por el uso indiscriminado de químicos, muchos de los cuales han sido ya prohibidos en los países de origen, dados sus efectos letales sobre el medio. Igualmente los graves problemas ambientales del minifundio que se desplaza cada vez más hacia los páramos.
Estos y muchos problemas más, están indicando que las soluciones exclusivamente tecnológicas son insuficientes para establecer un equilibrio entre el crecimiento poblacional y los recursos alimenticios. El problema es más profundo y sólo puede ser resuelto dentro de una sociedad alternativa. Las reformas agrarias planteadas hasta el momento no han pasado de ser tímidos ensayos que nada han solucionado. El latifundio se mantiene o se reconstruye después de los frustrados intentos de reforma.
Las ciudades devoran cada vez más los recursos energéticos, alimenticios, de agua, suelo, etc. compitiendo con el campo. Hoy son pocas las ciudades que no tiene que acudir a cuencas cada vez más lejanas para satisfacer sus necesidades de agua. Al mismo tiempo que invaden cada vez más los suelos agrícolas privilegiando la urbanización en ellos, generando cada vez más contaminación.
Las grandes ciudades crecen como gigantescos basureros o como máquinas de entropía que llevan la contaminación a través de los ríos a las más remotas regiones. La basura urbana es un problema que crece año tras año sin solución. No hay necesidad de mencionar otros problemas como la carencia de espacios recreativos, la congestión del tráfico urbano, las inmensas distancias de la residencia al trabajo, la contaminación sónica y visual, etc. Todo ello engendra una patología social, cuyo fruto final es la violencia.
No hay ninguna posibilidad de que los problemas ambientales creados por el proceso de urbanización puedan ser solucionados dentro del actual estilo de
desarrollo. La sola construcción de las viviendas necesarias para la población sin ellas, exige un presupuesto alto que ningún gobierno ha logrado invertir. Una política de abaratamiento de la construcción entraría en contradicción con los intereses de los grandes urbanizadores que controlan la especulación sobre el suelo urbano y manejan generalmente la política municipal. Los urbanizadores piratas, mientras cubren el suelo con barrios fantasmas, se apoderan de las riendas municipales y compran votos con promesas de tierra. Por tanto los problemas ambientales de la ciudad son cada vez más complejos y necesitan de un cambio de modelo de desarrollo.
Los anteriores planteamientos son respaldados cada vez por más gente que se ha dado cuenta de que el único hogar que tenemos es nuestra tierra y han comprendido que hay que propiciar la construcción de una nueva sociedad, fundada en el principio del derecho a la vida y de la obligación no sólo de conservarla sino de perfeccionarla. Por ello han considerado que nuestra independencia de hace 195 años, fue traicionada y las actuales cosas que padecemos es el resultado de esa traición. Ejemplos: Los Medios de comunicación, bancos, industrias, empresas públicas que se forjaron con los ahorros de nuestros abuelos y padres; irresponsablemente fueron entregadas al capital financiero internacional y con ello también los recursos naturales (agua y suelo) que dispuso Dios para todos los Colombianos. Volvieron al dominio de los que saquearon, acabaron con nuestras culturas y son los causantes de este desastre que sufrimos.
Fuente del artículo:
- 1. Seminario Internacional sobre Desarrollo y Ambiente, reunido en Cocoyoc – México 1974.
- 2. Hacia una sociedad ambiental, Augusto Ángel Maya, 1990.